Thursday, January 19, 2006

Un Arte

El arte de perder no es muy difícil;
tantas cosas contienen el germen
de la pérdida, pero perderlas no es un desastre.

Pierde algo cada día. Acepta la inquietud de perder
las llaves de las puertas, las horas malgastadas.
El arte de perder no es muy difícil.

Después intenta perder lejana, rápidamente:
lugares, y nombres, y la escala siguiente
de tu viaje. Nada de eso será un desastre.

Perdí el reloj de mi madre. ¡Y mira! desaparecieron
la última o la penúltima de mis tres queridas casas.
El arte de perder no es muy difícil.

Perdí dos ciudades entrañables. Y un inmenso
reino que era mío, dos ríos y un continente.
Los extraño, pero no ha sido un desastre.

Ni aun perdiéndote a ti (la cariñosa voz, el gesto
que amo) me podré engañar. Es evidente
que el arte de perder no es muy difícil,
aunque pueda parecer (¡escríbelo!) un desastre.

Elizabeth Bishop (1911-1979)

Friday, December 09, 2005

Entre delirios fantásticos y la cruda realidad

Divagaba entre delirios fantásticos y la cruda realidad, cuando algo en mi cabeza dio la orden de abrir los ojos. Los abro, los cierro, los vuelvo a abrir y mi habitación casi a obscuras veo. Vueltas, doy vueltas y sin mucha parsimonia me levanto.
Primero lo primero, ir al baño a vaciar la vejiga. En mi estado de semi-conciencia salgo del cuarto y me dirijo a la cocina y sin mucha necesidad enciendo una luz, la que menos ilumina, no estoy como para recibir estímulos. Abro la heladera, el refri como en Chile y México, saco la leche, (descremada, la de cartón rosa) y el queso blanco, (light, el de tapa verde). En la mesada veo la cafetera con un poco de café. Abro la alacena, mmmmh pan lactal negro (diet). Si, eso quiero. Introduzco dos rebanadas en la ranura de la tostadora, bajo la palanca y veo como los filamentos internos se van poniendo colorados.
Desde cuando estará este café acá?. Tiene una sustancia blanca en el borde o solo me parece?. Bueno supongo que un par de hongos no me van a matar y es probable que las microondas los maten a ellos primero. Vierto todo lo que queda del negro líquido en una taza le agrego la leche casi hasta el borde. Al microondas. Mientras la taza iluminada da vueltas, voy hasta la heladera y cambio el queso blanco por manteca con tantas cosas diet un poco de grasas no me van a engordar más de lo que estoy. Saltan las tostadas y con el cuchillo separo delgadas láminas de manteca que voy depositando sobre uno de los panes que tomé de la tostadora y mientras saco la segunda rebanada veo como se van derritiendo. Repito el procedimiento para el otro pan. Escucho TITU, TITU, TITU. Veo escrito con letras verdes sobre fondo negro "LA COMIDA ESTA LISTA" en el display del horno a microondas. Ya va. Terminé con las tostadas y arrimo el plato al borde de la mesada para que este más cerca de la mesa así lo tomo cuando paso con la taza de café con leche. Me apuro a sacar el brebaje antes que vuelva a sonar el estridente aviso de "la comida está lista". Dicho y hecho, ya sentado a la mesa me dispongo a desayunar, solo y en silencio.
El silencio de la mañana me tortura. El cantar de los pájaros mañaneros, el rugir de un motor diesel de un ómnibus que pasa a dos cuadras, las hojas de los árboles ya frondosos sacudidas por el viento y hasta el sonido del sol asomando me taladra el cerebro. Enciendo la radio, uh!, y bajo el volumen. No, esto no. Cambio y veo en el dial 95.1. Si, música lounge suave, esto va a tapar esos insoportables ruidos. Sigo desayunando, aunque a esta altura solamente me queda el café porque estaba un poco caliente y las tostadas se me acabaron antes. El sonido de la radio se mimetiza y se integra con el resto, ya no está todo bien como antes. Chau música!. Sigo bebiendo mi café tratando de no prestar atención al ambiente. El fondito mejor no, mirá si justo ahí están los champiñones. El plato y la taza van a quedar donde están y como debe ser, sobre la mesa.
Vuelvo al cuarto. Me recibe la mujer que amo con los ojos entreabiertos y con un "donde estabas?". Y espeto un "en el Parque Centenario".
- Dónde estabas?
- Desayunando.
- Por que?
- Porque tenía hambre.
Este diálogo se dio mientras retornaba a mi lugar en la cama y me cobijaba bajo las sábanas ya que en el pasillo estaba bastante fresco. La abrazo y trato de reconciliar el sueño, cosa que se me hace bastante difícil. Estoy entrando en estado alfa de nuevo, y me veo escribiendo esto, uno de estos días. Tengo que encontrar la foto adecuada, pero antes mejor tengo que encontrar el lenguaje y el estilo, no va a ser fácil. Hay frases que son impecables, mejor las escribo ahora. Pero si me despierto voy a interrumpir la creación, pero si no las anoto me las voy a olvidar. No creo, no estoy dormido y esta ensoñación me favorece.
PIPIPI PIPIPI…
PIPIPI PIPIPI…
PIPIPI PIPIPI…
Snooze, dos veces más y me levanto.

Friday, November 25, 2005

Pero donde carajo estoy? (un relato adolescente)

No estoy nervioso, lo que pasa es que no me gusta estar en un lugar que no se que es, y para colmo que no haya luz, eso es lo que más me disgusta.
Paredes!, donde están las benditas paredes?. Las voy a buscar porque generalmente tienen puertas, y sino tienen esquinas donde encontrar más paredes, o en su defecto hay interruptores. Pero al parecer no hay paredes, o a lo mejor están escondidas.
Uy mierda!, me tropecé con algo. Que es?. Ahora tengo que tantear, y si hay algo que odio es tantear, eso me da miedo, anda a saber con que me encuentro. Acá está!. Paso la mano por la cosa, es dura, la agarro. La examino pero no se asemeja a nada que tenga en la mente en este momento. La voy a tirar, no!, mejor no. Quizás después me de cuenta que es, o quizás me sea útil. Como no es pesada ni grande es fácil de llevar. Me incorporo y sigo caminando con la cosa. Ay, me choqué!. Una pared, es lo primero que se me ocurre. Me desilusiono, no tiene puertas, ni esquinas, ni llaves de luz; es más no es una pared, es un mueble. Encontré un cajón, está vacío. Ya se!, voy a guarda la cosa adentro. Lo hago. Me pongo muy contento porque es la primera cosa útil que puedo hacer desde que estoy acá. Reviso el mueble, hay otro cajón con otra cosa exactamente igual a la que guardé en el cajón de al lado. Sigo revisando, encuentro estantes. Otra vez me pongo contento porque están llenos de libros. La alegría se esfuma rápidamente, no hay luz.
Sigo caminando cautelosamente, moviendo las manos como un estúpido para no chocarme con nada. En mi paso me encuentro una silla, me siento, me paro, sigo caminando y moviendo las manos. Un sillón!, me siento, me cambio de posición, me paro, sigo caminando y moviendo las manos. No pasa nada, me aburrí. Que hago ahora?
Ya se!, vuelvo sobre mis pasos, me choco con el sillón y la silla, como no me iba a chocar si me olvidé mover las manos!. Llego al mueble, abro uno de los cajones, saco una de las cosas, regreso casi corriendo y sin mover las manos al sillón, obviamente en el camino me tropiezo con la silla. Me siento y comienzo a toquetear la cosa. Yo sabía que iba a servir para algo. Pero que divertido estoy!. Ya me aburrí. Voy y la coloco en el cajón que quedo vacío, aunque primero abrí el otro. En el camino me llevé por delante la silla, esta vez la pateé bien lejos, haciendo un moretón en la pierna, pero como no lo veo solo que quejo un poco por el dolor.
SILENCIO!!!, escucho una respiración!. Que será?. Me dirijo hacia el lugar de donde proviene, despacio, cuidadoso y moviendo las manos. Encontré algo!, es una cama, y sobre ella hay un ser vivo. Toco muy sigilosamente, es una persona!. Es hombre o mujer?. Le toco la cara y no me doy cuenta. Sigo tocando indeciso un poco más. UIA!!!, una teta!!!, es mujer!!!. La despierto o no?, (supongo que esta dormida, eso espero, porque la tentación pudo conmigo y seguí tocando aun después de haber reconocido su sexo). Y si se enoja?, no importa la voy a despertar, y si se enoja, es su problema yo estoy muy aburrido. La despierto, me da un beso en la mejilla, me dice hola y me pide que encienda la luz. Yo le respondo el saludo, le digo que no se quien es y le explico que no hay luz, ni paredes, ni nada.
Después de hablar un rato, buscando algún pariente o amigo en común, averiguamos que ni siquiera somos de la misma ciudad. Nos aburrimos. Yo la invito a salir. Antes de que se pare le explico lo de las manos.
- Ves, tenes que mover las manos as{i como una estúpida, (la tomo de los brazos y le hago una demostración práctica del asunto). Luego de esto ella accede a salir conmigo. La llevo a mueble, abro los dos cajones, saco las dos cosas y la llevo al sillón. Se sienta y le doy una de las cosas. Yo le cuento que tengo otra cosa igual a la que le di y le pregunto si me la puede sostener mientras voy a buscar la silla. Acepta gentilmente . Camino, me tropiezo, era la silla. La acerco al sillón. Mientras ella me da mi cosa me pregunta que es. Le contesto que no tengo ni la menor idea, pero que es muy divertido. Ella trató de disimularlo pero nos estabamos aburriendo de lo lindo. Le doy la mano y vamos al mueble, abro los dos cajones, cada uno guardo su cosa en uno. Caminamos hasta la cama, nos sentamos, hablamos, ella se acuesta y se queda dormida enseguida. Yo medito y me duermo también. Tendré que esperar a que se prenda un luz, o por lo menos a que ella se despierte.

Monday, November 21, 2005

Un intento de desdramatizar…

Vio entrar al doctor a la habitación y hablar en voz baja con sus padres. Primero su madre comenzó a llorar desconsoladamente y luego observó como corrían las lágrimas por las mejillas de su padre, entonces entendió que la hora había llegado.
El doctor se acercó y le dijo:
- Patricio, te acuerdas que te había contado de una organización que cumple los deseos de chiquitos "especiales" como vos?
- Si, Doctor.
- Bueno, no queda mucho tiempo y sería bueno que pidieras un deseo.
- Cuanto tiempo queda, dígame la verdad Doctor, yo lo sabré entender.
Vio como a sus padres se le desencajaban sus rostros, contenían las lágrimas, y trataban de poner expresiones complacientes del otro lado de la cama.
- Mira Patricio es poco tiempo, los últimos estudios no dieron muy bien, entiendes lo que te digo, no?
Su madre se voltea y el ve como su cuerpo se convulsiona por el llanto que esta tratando de contener, y al mismo tiempo escucha el sollozo también contenido.
- Si, entiendo Doctor. Pero no me dijo cuanto tiempo queda…
- Muy poco Patricio, por eso si quieres algo pídelo por favor.
- Es que no se me ocurre, déjeme pensar. Pero para saber las dimensiones de lo que puedo pedir por favor dígame cuanto tiempo queda.
- Es muy poco…
- Cuanto?
- Dos horas y media.
Escucha el llanto y los gemidos ya incontrolables y ve a su padre enjuagándose las lágrimas de sus ojos.
- Uf, es poco en serio.
- Si, ahora entiendes porque hace tiempo insisto en que pienses un deseo para que te lo cumplamos. En este momento no son muchas las cosas que vamos a poder conseguir.
- Es que usted no entiende Doctor, de este lado la presión es muy grande, no es fácil elegir UNA cosa para que me cumplan y más para un chico feliz como yo que tiene unos padres maravillosos que le han satisfecho sus deseos y caprichos siempre.
Ve como su madre se dirige casi corriendo a un rincón de la cuarto ya sin poder disimular su llanto y quejidos de ninguna manera, y como su padre a comenzado a dejar caer sus lágrimas sin intentar siquiera esconderlas.
- Entiendo Patricio. Quieres que te dejemos solo pensando?
- No, no hace falta, por favor quédense.
- Bueno, te podemos ayudar en algo?
- No, gracias Doctor. A ver…
Se lo ve a Patricio pensando. El doctor esta a su lado mirándolo en su intento de que se le ocurra algo para pedir. Sus padres abrazados de espaldas en el lado opuesto tratando de recomponerse.
- Creo que ya se. (Dijo Patricio en voz alta y con mucha alegría).
Sus padres se dieron vuelta. El doctor los miró y ellos se acercaron a la cama, mientras Patricio presionando un botón de un dispositivo hacia que la cabecera de la cama se elevara para quedar más incorporado al momento de hablar.
Una vez que estaban todos a su alrededor, tosió y los tres lo miraban con impaciencia y expectativa. Sus padres todavía con la mirada mojada y los ojos colorados.
- Muy bien Patricio, a ver dínoslo para que te podamos ayudar.
- Quiero decir "Ciudadanos del mundo…"
Todos se quedaron sorprendidos sin entender el pedido, mientras el niño los miraba con su rostro inundado de felicidad por haberse sacado un gran peso de encima. Sus padres se miraban entre ellos y luego lo miraban a el alternativamente, mientras Patricio los seguía mirando con una enorme sonrisa que le cubría toda la cara y esperando una respuesta.
- Uh, muy bien Patricio. (Dijo el médico como tratando de entender lo que estaba pidiendo). Me alegro mucho que hayas podido elegir algo para que podamos satisfacer tu deseo. Pero déjanos entender un poco más que es lo que quieres.
- Quiero decir "Ciudadanos del mundo…", Doctor.
- Bueno ya lo dijiste…
Sus padres no podían salir de su sorpresa y no lograban comprender en absoluto lo que estaba pasando, pero veían a su hijo más feliz de lo que lo habían visto los últimos meses.
- Es cierto Doctor, pero "Ciudadanos del mundo…", uno no lo dice solamente a sus padres y a un doctor, Doctor.
- Como es eso?
- Hace falta más gente, Doctor.
- Quieres que llamemos a otros médicos, a las enfermeras y a los pacientes que se puedan movilizar?
- Eso estaría bien.
Sus padres seguían desconcertados, pero de a poco iban aflojando la expresión de sorpresa y hasta su madre se animó a dar unas suaves caricias en el brazo al niño.
El doctor tomó el teléfono y habló en voz baja, miraba por el rabillo del ojo a Patricio y le sonreía.
Al poco tiempo comenzó a llegar gente a la habitación, unas enfermeras fueron las primeras en llegar, después unos doctores y doctoras y así progresivamente el cuarto se iba llenando de personas. Con cada uno que llegaba el doctor le dirigía una sonrisa a Patricio con una mirada de satisfacción por estar logrando el deseo del chiquilín, este le devolvía la sonrisa.
Cuando el cuarto estuvo poblado por más de treinta personas, el doctor completamente orgulloso por haber cumplido su misión le dice:
- Ya esta Patricio esta bien?
- Creo que si, Doctor.
Sus padres sonreían y agradecieron a cada uno a medida que ingresaba. El doctor dándose vuelta y dirigiéndose a la multitud:
- Colegas, señoras y señores, Patricio les quiere dirigir unas palabras…
- Doctor, me parece que así no va a funcionar, porque no puedo decir "Ciudadanos del mundo…" sólo a estas personas.
A sus padres se le comienza a transformar el rostro nuevamente. El médico , sin comprender del todo pregunta:
- A ver si entiendo, te parece poca gente?
- Si, en parte si, Doctor.
- Pero, no entran más personas en esta habitación.
- Es cierto, Doctor.
- Ah, espera un minuto.
Vuelve a levantar el teléfono, habló en voz baja y asintiendo con la cabeza comienza a dibujar una risita de conformidad, mira a sus padres confundidos que susurran entre ellos.
- Espera un momento Patricio, ya tengo todo arreglado.
- Si, Doctor.
El profesional les dice algo a todos y la estancia comienza a vaciarse, habla con los padres de la criatura y Patricio los ve alegrarse por primera vez en el día.
Pasados unos instantes Patricio queda solo en el dormitorio. Al rato entran dos enfermeras a la alcoba con una silla de ruedas y Patricio sorprendido se baja de la cama y se sube a la misma cuando se lo solicitan. Recorren los amplios pasillos del sanatorio y llegan hasta un hall con ascensores, presionan la tecla que indica hacia abajo, pasa poco tiempo y se abren las puertas automáticamente entran y van al 1er piso. Este es un sector del edificio en el cual nunca había estado, y el creía que lo conocía todo ya que había pasado mas tiempo ahí que en cualquier otro lugar. Se encontró con un gran hall, indicaciones en una pared que señalan hacia la derecha los sanitarios, bar/restaurante y la escalera y hacia el otro auditorio. Como era de esperar se dirigen hacia la izquierda un señor vestido con traje abre unas grandes puertas dobles y ve el salón lleno de gente. Era un auditorio para trescientas personas colmado de personas. Adelante había un atril con un micrófono, a un lado estaban sus padres sonriendo y del otro el doctor. Con una expresión total de gozo Patricio circulaba en su silla de ruedas por el pasillo mirando hacia un lado y al otro como todo el mundo le dirigía miradas de pena, guiños, etc.
Cuando llega al atril, el padre palmea su espalda, Patricio mira el auditorio lleno de enfermeras, médicos, camilleros, convalecientes y con una mano tapa el micrófono y le dice al odio al doctor:
- Doctor, muchas gracias, pero me parece que así tampoco va a funcionar. No puedo decir "Ciudadanos del mundo…" ante toda esta gente con este camisolín que se me ve el culo.
- Tienes razón Patricio, como no me di cuenta antes. Ahora te consigo ropa apropiada.
Mira a sus padres que nuevamente están con un rasgo de incomprensión y les sonríe, ellos devuelven el gesto. Mientras tanto el doctor estaba hablado por celular. El lo lleva en la silla fuera del recinto y en un corto plazo aparece un hombre con una funda. El doctor la tomó y fue con un enfermero a los baños. Ahí lo cambiaron y le pusieron un impecable traje obscuro con una inmaculada camisa blanca y corbata. Patricio estaba más orgulloso que nunca en su vida con esa vestimenta.
- Ahora si Patricio, vamos.
- Vamos, Doctor.
Llegaron al atril, sus padres lo miraban extasiados y el llevaba un porte de hombre maduro y arrogante.
- Señoras y señores, ahora Patricio les va a decir unas palabras.
Dijo el doctor al micrófono, Patricio se pone de pie con dificultad se apoya en el atril, mira al público y este se pone de pie y estalla en un gran aplauso. El chico sonríe y se le cae una lágrima.
- Gracias, gracias a todos por estar acá y gracias al Doctor por llenar este auditorio…
Se quedó callado un instante, tapó con una mano el micrófono y le habló al oído.
- Doctor, esto así, tampoco va a funcionar. Le agradezco su esfuerzo pero no puedo decir "Ciudadanos del mundo…", solo ante la gente del hospital.
- Mhhh, a ver, a ver si entiendo, es poca gente?
- No, Doctor, ahora no es un problema de cantidad, no se, espere que no se como explicarlo. Ah si, es un problema de diversidad, si así es, un problema de diversidad.
- Ajá, si entiendo.
Sus padres sin entender nada miraban sucesivamente a la platea y a su hijo.
- Disculpe Doctor, yo se que lo estoy complicando pero creo que "Ciudadanos del mundo…" no se puede decir de cualquier manera.
- Si nene, te entiendo, déjame ver como arreglamos esto.
- Gracias Doctor.
Dijo volviéndose a sentar en la silla de ruedas. El murmullo de la gente se hacía sentir cada vez más fuerte. Sus padres hablaban entre si y con el doctor. El médico tomó su celular nuevamente y comenzó a realizar llamados ininterrumpidamente. En un momento se le comenzó a notar un semblante de conformidad con lo que estaba escuchando. Se acercó al niño y le dijo:
- Ya tengo la solución.
- Si!, en serio!, muchas gracias Doctor. Que es lo que va a hacer?
- No te lo voy a contar es una sorpresa, te voy a sorprender.
- Gracias Doctor, me encantan las sorpresas.
Pasó por detrás de Patricio y habló con sus padres que realizaron ademanes de aprobación. La gente comenzó a dispersarse y el auditorio comenzó a quedar semi-vacio, a la media hora se armó un alboroto en toda la clínica y el auditorio se colmó casi inmediatamente. El chico se había quedado dormido sentado. Cuando abrió los ojos, gracias a un pequeño empujón que le asestó su padre, vio que el recinto estaba nuevamente lleno y muy iluminado. Luego que sus ojos se hubieron acostumbrado a la luz del ambiente, distinguió que había cámaras de televisión y un cronista, que apenas observó que Patricio se despertó ejecutó muchos ademanes a las otras personas que estaban con el. Giro su cabeza vio al médico y en voz muy baja le dijo:
- Gracias, Doctor.
El doctor le hizo un guiño con el ojo derecho y asintió con la cabeza.
- Estamos acá en vivo desde el hospital y gracias a un llamado que recibimos de Make a Wish International, para cumplir un deseo a un valiente chiquillo que esta peleando por la vida. Make a Wish International es una organización que se dedica. ..
Mientras el cronista hablaba y presentaba la nota, la madre le acomodó el traje a Patricio, le prendió los botones, le acomodó las solapas y por último sacudió sus hombros, pese a que ahí no había ni el más mínimo rastro de polvo u otros sedimentos.
- …y respondiendo a este llamado y gracias a la dedicación de este gran profesional que tengo aquí a mi lado, nuestro canal se acercó a esta institución para hacer feliz a un niño y cumplir su deseo de hablar ante las cámaras de televisión a una multitudinaria audiencia. (Mientras Patricio pensaba, que el solo quería decir "Ciudadanos del mundo…", apropiadamente). Un niño que nos quiere dar una lección de vida, les presento a Patricio!
El auditorio se unió en una enorme aclamación y se escucharon aplausos, vítores y demás manifestaciones de beneplácito. Patricio, con esfuerzo se incorporó, le guiñó el ojo derecho al doctor, miró con una sonrisa enorme a sus padres que le devuelven la acción. Miró a la platea que todavía no había cesado de aplaudir y gritar. Y con el rostro pletórico de entusiasmo se acerca al micrófono y dijo:
- Ciudadanos del mundo…